El Doctor
Víctor Quintana Silveyra de intachable pasado y presente, reconocido desde
cualquier geometría política por su coherencia en el actuar, con un
claro pensamiento de izquierda, es uno de los principales impulsores de la
Alianza Ciudadana por Chihuahua que apoya la candidatura del demócrata Javier
Corral.
El
compromiso de Víctor con los derechos humanos y
el acompañamiento en las luchas democráticas de nuestro estado son el
signo que más identifican a este académico, razón de más para admirarlo, son
muy pocos académicos que más allá de los discursos desde un escritorio
están dispuestos a caminar con las víctimas como lo hace este excepcional ser
humano.
Sus
artículos son de obligada lectura que forma opinión, su coherencia en la
tribuna parlamentaria, en el aula educativa y en los movimientos sociales
han templado a este hombre probo.
Nos sentimos
honrados y honradas de que el Dr. Quintana sea parte de nuestra Alianza
Ciudadana su participación le da prestigio y solidez a este importante
proyecto, indudablemente cualquier partido político estaría
orgulloso de que un personaje de la talla de Víctor estuviera militando
en sus filas, por eso nos sorprende que desde Morena, el partido que fundó, se
le calumnie acusándolo de traidor.
Muchas y
muchos de quienes integramos la Alianza contribuimos a la fundación de Morena
trasladándonos desde lejos para conformar el quórum mínimo de su asamblea
constitutiva. Por eso nos extraña que se impulse el linchamiento político de Quintana
y su expulsión del partido sin siquiera haber dado antes una discusión sólida
que considere la situación de Chihuahua y no se apliquen mecánicamente a lo
local las consignas nacionales.
Víctor está
dispuesto a pagar el precio, no es una excepción de grandes hombres o mujeres
que han transitado por este difícil camino, la historia está plagada de
ejemplos.
La pregunta
obligada es ¿por qué se sataniza de esta manera al Dr. Quintana? siendo que hay
otros personajes importantes que han acompañado el proyecto
político de Morena como es la escritora Elena Poniatoswka o Porfirio Muñoz
Ledo, que han dado su aval a Javier Corral. Un partido que se dice de izquierda
debe ser un ejemplo de democracia interna, de debate, de pluralidad, de
tolerancia, de consideración de las condiciones locales. Mal antecedente daría
Morena si persiste en esta forma autoritaria de procesar las diferencias
internas.
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